Terapia visual

Terapia visual

La terapia visual, que ahora también llamamos entrenamiento, se ha revelado en los últimos años como una fórmula esencial para mejorar el aprendizaje y la atención de los niños y para tratar diversos problemas en los adultos. Aquí te explicamos un poco más de este técnica.

Atajar los problemas escolares

En los niños, en muchas ocasiones, los problemas de aprendizaje, de lectura o un déficit de atención pueden provenir por un problema de salud visual. De hecho, el Consejo General de Ópticos-Optometristas de España estimaba que el 25% de los escolares sufre problemas de visión que pueden provocar fracaso escolar y añadía que la mitad de quienes necesitan gafas no han sido diagnosticados.

Para atacar de raiz esas cuestiones, dentro de la oftalmología y la optometría existe la terapia visual, que son ejercicios encaminados a mejorar la visión, sus áreas cerebrales y el resto de sentidos que interaccionan y dan información a la visión.

Pero no solo los niños se pueden beneficiar de la terapia visual, también los adultos pueden hacerlo. Ojos cansados, visión borrosa o doble, sueño al leer, palabras que se mueven durante la lectura o trabajo, lectura o escritura lenta… son algunos de los síntomas que pueden sugerir que esa persona necesita esta terapia para cuidar su salud visual y desarrollar, mejorar e intensificar sus habilidades visuales.

Estas habilidades, como la memoria visual, la binocularidad, la visión periférica, la agudeza de visión (cercana y lejana), el cambio de foco o la motilidad ocular, entre otras, nos permiten identificar, interpretar y comprender lo que vemos y se van desarrollando progresivamente desde que nacemos. Si ese desarrollo no es el correcto o existe un déficit hay que corregirlo.

Para aplicar esta terapia es fundamental que oftalmólogos como optometristas trabajen juntos, ya que existen una serie de trastornos oculares como los relacionados con el estrabismo, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo que pueden ser tratados con terapia visual. El optometrista está capacitado para diagnosticar y tratar anomalías refractivas, binoculares, motoras y sensoriales de una persona, mientras que la oftalmología trata las enfermedades que afectan al sistema visual. Esa colaboración permitirá el diagnóstico correcto para aplicar el tratamiento adecuado para mejorar su salud visual.

Cuidar la salud visual ayuda a tener una mejor calidad de vida.

Para comenzar con una terapia visual lo primero que hay que hacer es un examen completo donde se analice la agudeza visual, si existe ojo vago y otros problemas que pueden afectar a la visión. Si esos problemas no vienen de una patología que sea necesaria tratar desde la oftalmología y conociendo las necesidades de cada persona se elabora un programa de ejercicios personalizado orientado a desarrollar y optimizar las habilidades visuales e integrarlas con el resto de los sentidos.

Esos ejercicios combinan la terapia en la consulta y la terapia en casa. La primera ayuda a comprobar que se está siguiendo correctamente el programa y se analizan los progresos. La terapia en casa consiste en realizar ejercicios de repetición que permiten la automatización de los cambios para que se integren en el día a día del paciente. La duración dependerá de la evolución y de las necesidades de cada uno.

En ambos casos, niños y adultos, lo mejor es recurrir a nuestro óptico para que nos haga un reconocimiento y evalúe la conveniencia de aplicar una terapia visual, que nos ayudará a prevenir la aparición de problemas en los ojos y de la visión o eliminarlos o compensarlos cuando estos ya están presentes, así como desarrollar las capacidades visuales y las funciones visuales. Igual que nos hacemos revisiones periódicas para comprobar el estado de nuestra salud, la vista también requiere de ese control para evitar males mayores. Cuidar la salud visual ayuda a tener una mejor calidad de vida.

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